Analizar la definición general de ética nos ayudará a comprender el concepto de ética empresarial. La ética se define como el conjunto de normas morales que rigen la conducta humana, siendo la moral la ciencia que trata del bien en general y de las acciones humanas en orden a su bondad o malicia. Según Friedman, la única entidad que puede tener responsabilidad es el individuo, por lo que una empresa no puede tener responsabilidad. Abundando en esta opinión, Drucker considera que los principios de la ética personal son suficientes para cubrir todas las situaciones de los negocios. En definitiva, una empresa ética se debe comportar como un ciudadano responsable.
El comportamiento ético en las empresas emana de los directivos, de los que depende la toma de decisiones, y que reflejan en sus empleados la bondad o malicia de sus acciones. En tanto en cuanto es el directivo el que ostenta el liderazgo, de él depende la definición y transmisión de lo que se espera de los empleados y, en último término, la transmisión de valores éticos.
Complementando estas consideraciones se encuentran algunos aspectos del comportamiento ético de las empresas que tienen una especial aplicación a las mismas. Entre ellos se encuentran: no exigir trabajo forzoso o bajo coacción, permitir la libertad de asociación y de negociación colectiva, orientar las acciones de la empresa bajo un prisma de protección del medio ambiente y favorecer el desarrollo de técnicas y tecnologías respetuosas con el medio ambiente. Estos principios, y otros de carácter más general, componen los diez principios del Pacto Mundial de las Naciones Unidas, a los que las empresas se comprometen a alinear sus estrategias y operaciones, en una iniciativa voluntaria.
En la práctica se encuentran multitud de situaciones en el ámbito de las empresas que se pueden caracterizar como no éticas: presentar como propia una información o una idea de otra persona, decir de uno mismo o de los demás cosas que no son ciertas, esconder o divulgar información, permitir el abuso personal, no respetar las normas, y otras que, aparentemente revisten poca importancia, pero que por repetidas y aceptadas, comportan una degradación progresiva de la ética de la empresa. La acumulación de pequeñas “mentiras” hace que se pierda el concepto de la realidad y que la pendiente hacia el comportamiento poco ético sea más pronunciada cada vez.
Se alcanza el compromiso de comportamiento ético de la empresa a través de la evolución de la eficiencia a la calidad, de la calidad a la excelencia, y de ahí a la ética. La eficiencia se orienta exclusivamente hacia la empresa, la calidad hacia los clientes, la excelencia hacia todos los grupos de interés, y es la ética la que por estar incorporada al comportamiento de las personas, impregna todas sus actuaciones en todos los ámbitos de la vida, incluido el ámbito empresarial. En general no hay manera de sustituir la integridad personal por ningún tipo de control legal.