Calzado y Responsabilidad Social Corporativa (II)

Anteriormente en este blog ya habíamos tratado el tema de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y la Industria del Calzado pues, como tema transversal que es, afecta a todo tipo de organizaciones, incluyendo a las industriales, naturalmente. Siendo que este tipo de empresas se suministran de materias primas de una variedad de procedencias y que la fabricación de zapatos conlleva una importante carga artesana y, por tanto, manual, parece que la aplicación de criterios de RSC sería natural en la industria del calzado.

La primera entrada describía una encuesta que realizó la Organización de Consumidores y Usuarios en 2012 (http://wp.me/p2v1NT-3w) y que luego fue objeto de una aclaración de la propia OCU (http://www.ocu.org/consumo-familia/nc/noticias/piel-de-zapatos), con motivo de una ampliación de información que se produjo después de realizada y publicada la encuesta.

Otra entrada recogía una información publicada en un diario de ámbito local, cuyo título era “Yo trabajo en negro” (http://wp.me/p2v1NT-4G). No digo más.

A pesar de todo, parece que el asunto de la RSC sí que tiene interés, a juzgar por el tema del decimoctavo Congreso de la UITIC (Unión Internacional de Técnicos de las Industrias del Calzado), recientemente concluido en Guangzhou, China (http://uitic-congress.chinaleather.org/): «Responsabilidad Social: un reto para la industria del Calzado».Documento3 De un total de 24 conferencias, 17 las han pronunciado personas de países europeos y de América del Norte (Estados Unidos y México), siendo dos de ellas españolas. Incorporar criterios sociales y medioambientales a los esquemas de gestión de las empresas, informar a los grupos de interés de las mismas, y fomentar la transparencia a todos los niveles, significa que cuando los consumidores compren un par de zapatos, tendrán la certeza de que únicamente están pisando el suelo, y no el medio ambiente y mucho menos los derechos humanos y laborales de las personas que los han construido o han fabricado las materias primas necesarias. De verdad que es posible el crecimiento sostenible, pero requiere la implicación de todos.

La quinta acepción de la definición de “reto”, según la RAE, es “Objetivo o empeño difícil de llevar a cabo, y que constituye por ello un estímulo y un desafío para quien lo afronta”. Seguramente la RSC no solucionará todos los problemas, pero puede contribuir a mejorar y a que la reputación de las empresas se incremente cara a la sociedad, y no sean vistas como máquinas de hacer dinero a cualquier precio. Como empresarios, ¿no nos sentimos invitados, desafiados,  estimulados a intentarlo? Parece que los organizadores del Congreso sí lo quieren intentar.

 

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Más «casos de éxito » de empresas socialmente irresponsables (ISC)

Hace unos días presentábamos el «caso de éxito» de una empresa de un sector industrial determinado con un comportamiento de ISC (Irresponsabilidad Social Corporativa) ejemplar. Evidentemente que no es una situación generalizada, como se ha comentado en anteriores entradas de este mismo blog, pero denota que hay algo que no funciona. Mi humilde opinión es que está en manos de los distintos agentes de la cadena de valor el intentar encontrar la solución al problema, en particular en el consumidor final.

El enlace que incluyo a continuación lo explica y cuantifica muy bien y, aunque es el resultado de un estudio del mercado estadounidense, ilustra bien a las claras lo que posiblemente ya esté sucediendo por estas latitudes.

En manos de todos los integrantes de la cadena de valor de un producto o servicio, desde propietarios, estrategas, asesores, empleados, clientes hasta usuarios finales, queda la tarea de exigir a las empresas y organizaciones un comportamiento socialmente responsable (RSC), de manera que se satisfagan las expectativas de TODOS los grupos de interés y se asegure, o al menos se favorezca, la sostenibilidad y perdurabilidad de las mismas.

Allá va el enlace, que es lo verdaderamente importante:

http://www.puromarketing.com/88/18257/aumentan-boicots-consumidores-empresas-marcas-irresponsables.html#

Calzado y Responsabilidad Social Corporativa

Hace un año más o menos, la revista OCU-Compra Maestra publicó un artículo (nº 369, p 40 y ss, abril 2012), titulado «Piel de zapatos: a patadas con la ética» en el que, en linea con el título, poco menos que demonizaba al sector de la fabricación de calzado. En mi opinión no todo lo que se dice en él es estrictamente cierto, pues no todas las pieles que se mueven en el mundo provienen de países subdesarrollados en los que no se respetan ni los derechos laborales, ni muchas veces los humanos. Un número importante de las pieles usadas a nivel mundial para fabricar zapatos, prendas de vestir o tapicerías provienen de países como Estados Unidos, los de Europa occidental y oriental, incluida España (por cierto, de muy buena calidad) y Australia y Nueva Zelanda, y se curten en modernísimas fábricas, con todos los adelantos tecnológicos imaginables, que pueden estar en casi cualquier país de Europa, Estados Unidos o el lejano Oriente, incluida China, en las que se trabaja con todas las condiciones de seguridad imaginables, con el máximo respeto hacia las personas y el medio ambiente.

Sin embargo, en el artículo de la OCU se incluye una tabla en la que se resumen los datos de una encuesta realizada al respecto de la RSC entre diecisiete fabricantes de zapatos que se venden en España. El resultado es descorazonador. De los cinco fabricantes españoles, no hay ni uno que alcance el aprobado, teniendo tres de ello un rotundo cero (lo que quiere decir, en las condiciones del informe, que o no tienen políticas de RSC o no informan sobre ellas). De los diecisiete, doce están por debajo del cinco, y ocho de ellos rozando el cero.

Imagen

Resulta que dos de los fabricantes del grupo de cabeza se proveen de pieles curtidas en países como Indonesia y algunos de Centroamérica, que clasificaríamos sin lugar a dudas como del tercer mundo. Incluso la fabricación también se lleva a cabo en países del Lejano Oriente. Esto quiere decir que si la empresa tiene claro que su responsabilidad de creación de valor alcanza también a las comunidades en las que opera, y qué decir del medio ambiente, es posible la fabricación de zapatos sin darle «patadas a la ética».

A pesar de lo dicho, todavía hay muchas cosas que se hacen mal. Para convencerse no hay más que visionar el reportaje que se emitió en La2, el domingo 23 de junio en el programa Documentos TV, «Bangladesh, cuero tóxico» (http://www.rtve.es/television/20130618/documentos-tv-bangladesh-cuero-toxico/691540.shtml)

No quiero acabar esta entrada al blog siendo pesimista. El lema del próximo Congreso de la UITIC (Unión Internacional de Técnicos de las Industrias del Calzado), a celebrar en Guangzhou (China) el próximo mes de noviembre (http://uitic-congress.chinaleather.org/), es «Social responsibility: a challenge for the Footwear Industry» ¿Estarán las industrias, especialmente las españolas, a la altura? ¿Aceptarán el reto «social» que se propone en un congreso de técnicos? Esperemos que sí; que cuando nos compremos un par de zapatos no tengamos la sensación de estar pisando, además del suelo, las vidas de las personas que se la han dejado en la elaboración de los mismos o de sus materias primas. De verdad que es posible el crecimiento sostenible, o al menos eso queremos pensar los que creemos en la Responsablidad Social Corporativa. Ánimo.